sábado, 25 de febrero de 2012

El cuarto de los adolescentes: ¿Prohibido entrar?


El cuarto del niño pequeño, que los padres solían manejar y ordenar a su gusto, se convierte en un territorio de acceso restringido, cuando ese niño se transforma en un adolescente.

Los adolescentes necesitan su propio espacio e intimidad, y lo hacen saber a cada rato. Los padres luchan en vano para que mantengan el cuarto limpio y ordenado, siendo lo prevalente el desorden y la ropa tirada.

Es importante que los padres entiendan que el cuarto se constituye en un lugar de refugio, en donde el adolescente puede desplegar su interioridad y manifestar sus gustos y preferencias. El cuarto de un adolescente está repleto de objetos y cosas que lo identifican: pósters de sus ídolos, fotos de sus amigos, CDS de su música favorita, etc.

Es común que el adolescente permanezca varias horas encerrado en su cuarto sin hacer nada, dirían sus padres. Hay que respetar esos momentos de soledad e intimidad. Esto no significa que no deban inculcarle el orden y la limpieza, pero sin intromisiones. No hay nada que moleste más a un adolescente que descubrir a sus padres tocando y revisando sus cosas personales. Lo sienten como una invasión.

Recordemos que el adolescente se encuentra en la difícil tarea de constituirse como un sujeto diferente a sus padres, con sus propios gustos y sus propias cosas. Por lo tanto, no es raro encontrar la prohibición por parte de ellos, verbal o escrita, de la entrada a su cuarto. Este es su territorio y lo que hay allí dentro se constituye como propio, ajeno al control, a la manipulación y hasta, a veces, al conocimiento de los padres.
POR: TEACHER BONILLA

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